De las
Memorias escritas por una religiosa,
secretaria de Santa Juana Francisca de Chantal
Es fuerte el amor como la
muerte
Cierto día, la
bienaventurada Juana dijo estas encendidas palabras, que fueron en seguida
recogida fielmente:
Hijas queridísimas,
muchos de nuestros santos Padres y columnas de la Iglesia no sufrieron el
martirio, ¿por qué creéis que ocurrió
esto?
Después de haber
respondido una por una, la bienaventurada madre dijo:
Pues yo creo que
esto es debido a que hay otro martirio, el del amor, con el cual Dios,
manteniendo la vida de sus siervos y siervas, para que sigan trabajando por
su gloria, los hace, al mismo tiempo, mártires y confesores. Creo
que a las Hijas de la Visitación se les asigna este martirio, y algunas
de ellas, si Dios así lo dispone, lo conseguirán si lo desean
ardientemente.
Una hermana preguntó
como se realizaba dicho martirio, Juana contestó:
Sed totalmente
fieles a Dios, y lo experimentaréis. El amor divino hunde su espada
en los reductos más secretos e íntimos de nuestras almas, y
llega hasta separarnos de nosotros mismos. Conocí a un alma a quien
el amor separó de todo lo que le agradaba, como si un tajo, dado por
la espada del tirano, hubiera separado su espíritu de su
cuerpo.
Nos dimos cuenta de
que estaba hablando de sí misma. Al peguntarle otra hermana sobre
la duración de este martirio, dijo:
Desde el momento
en que nos entregamos a Dios sin reservas hasta el fin de la vida. Pero esto
lo hace Dios sólo con los corazones magnánimos que, renunciando
completamente a sí mismos, son completamente fieles al amor; a los
débiles e inconstantes en el amor, no les lleva el Señor por
el camino del martirio, y les deja continuar su vida mediocre, para que no
se aparten de él, pues nunca violenta a la voluntad
libre.
Por último, se
le preguntó, con insistencia, si este martirio de amor podría
igualar al del cuerpo. Respondió la madre Juana:
No nos preocupemos
por la igualdad. De todos modos, creo que no tiene menor mérito, pues
es fuerte el amor como la muerte, y los mártires de amor sufren dolores
mil veces más agudos en vida, para cumplir la voluntad de Dios, que
si hubieran de dar mil vidas para testimoniar su fe, su caridad y su
fidelidad.
Santa Juana Francisca de Chantal,
religiosa
Oficio de Lectura, 18 de agosto
Sin
publicidadsin patrocinadorsólo la simple verdad .
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